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Las legumbres ayudan a prevenir el cáncer y la diabetes

Las legumbres son granos secos, separados de las vainas donde se producen, que poseen una cubierta exterior rica en fibra y que, en algunas variedades, se separan durante la cocción. En el interior se encuentra la semilla que contiene el almidón y las proteínas. Son abundantes en hidratos de carbono, hierro y otros minerales; además no aportan colesterol ni grasas poco saludables para el corazón. Beneficios para la salud Las legumbres- principalmente las lentejas y las habas-protegen contra toda clase de cáncer. Poseen virtudes preventivas de problemas cardiovasculares, enfermedades coronarias e infartos. Ayudan a evitar la diabetes. Algunos componentes no identificados de los granos hacen que la absorción de hidratos de carbono sea más lenta, siendo fundamental para quienes sufren diabetes. Asimismo, disminuye el proceso de absorción en el intestino y la síntesis del colesterol en el hígado, reduciendo, de esta manera, la presencia de ésta grasa en la sangre. Disminuyen las posibilidades de sufrir una trombosis cerebral. Su aporte de fibras facilita el tránsito intestinal, evitando el estreñimiento. Contiene purinas, que en el organismo se transforman en ácido úrico. Por este motivo, quienes sufran de gota deberán evitarlas. Consumidas frescas, congeladas o secas, las legumbres pueden promover la pérdida de peso, porque contiene mayor cantidad de agua y fibra, y una menor densidad energética, provocando sensación de saciedad. Poseen grandes concentraciones de ácido fólico, nutriente esencial para el crecimiento, los tejidos y la salud, cuyo consumo se recomienda aumentar a las mujeres embarazadas, para prevenir la aparición de defectos congénitos en el feto, tales como la espina bífida. Favorecen la regulación del ciclo menstrual. ¿Como se consumen? En primer lugar, las legumbres deberán permanecer en remojo en agua fría durante 12 horas, aproximadamente. De esta manera se ablandará la piel, facilitando su posterior cocción. Deberán ser cocinadas en cacerolas con cierre hermético, para mantener el valor nutricional. Nunca deberá añadirse bicarbonato al agua de remojo, para evitar que el medio alcalino contribuya a la pérdida de nutrientes. Por último se aconseja consumirlas dos veces a la semana, ya sea en verano o en invierno, en ensaladas o guisos.